Las declaraciones que
vienen haciendo los responsables políticos del Gobierno del PP cada
vez que se producen concentraciones, manifestaciones, asambleas o
cualquier otra forma de expresión pública de oposición y protesta
contra las políticas neoliberales que practica este gobierno,
acusando a los convocantes y asistentes de antisistema,
alborotadores, provocadores, subversivos, agitadores, camorristas….
, son la norma habitual.
Nada nuevo bajo el sol,
el poder siempre ha usado la imputación de estos supuestos defectos,
vicios y “libertinajes” a todo aquel disidente público de las
artimañas y tejemanejes políticos que llevan a cabo a favor de
los que consideran los suyos, los ricos y poderosos, y en contra de
la sociedad civil. Pero últimamente las declaraciones han subido de
tono, si eso fuera posible. Se esta acusando a los ciudadanos
empobrecidos, sin trabajo, descontentos, agobiados, despojados de sus
derechos y protección social de
golpistas y terroristas.
"La última vez que yo recuerdo que se rodeaba y se tomaba el Congreso fue con ocasión del intento de golpe de Estado" Cospedal.
Si, aunque resulte muy
perturbador, hemos tenido que oír estas acusaciones de la boca de
miembros del gobierno, lanzadas contra los que uno de sus
funcionarios policiales denomino con firmeza como el “enemigo”,
los ciudadanos, la sociedad civil. Según estos filósofos de la
especulación neoliberal, todo aquel que no comulga con su doctrina
excluyente y despótica, o es tonto o un terrorista con intenciones
golpistas, no hay más posibilidades. En un país que fue azotado
durante años por el verdadero terrorismo de ETA, oír las
acusaciones de los herederos de su golpista caudillo, da rabia y
mucha desazón.
Y no me sirve de excusa
el escaso bagaje cultural de los seguidores de la secta neocon, ni su
ínfima capacidad crítica, ni su dependencia emocional de sus dueños
que les hace esclavos mansos y casi estúpidos. Estos peleles de
insultante estulticia, saben con seguridad que están lanzando
mentiras, cuyo único fin es desprestigiar y criminalizar a sus
oponentes. Aunque les parezca una flaqueza de la democracia, en
política no todo vale.
"No recuerdo otro intento de violentar la soberanía nacional
desde que estamos en democracia." Cospedal.
Las consecuencias de
esta manipulación oficiada sin escrúpulos por los medios de
comunicación que les son afines, han sido las continuas agresiones
policiales justificadas con tan evidentes mentiras. Registros de
autobuses, masivos controles de documentación, apaleamientos
indiscriminados, detenciones arbitrarias…. ¿Es esta la democracia
del PP?
Contra esta política
represiva de libro, solo cabe una contestación igualmente elemental,
la resistencia y desobediencia civil pacifica. Aunque se
empeñen en ello la democracia no consiste en depositar tu voto cada
4 años y someterse a partir de ese momento a los caprichos y
ambiciones de los políticos electos.
"La Audiencia Provincial de Madrid ha establecido en un auto que no se
puede demandar a los partidos políticos por el incumplimiento de su
programa electoral, ya que las promesas que se hacen en campaña no
constituyen un contrato que obligue a las partes."
Hace lustros que en este
país se ha perdido el respeto a los programas electorales con que se
concurren a la elecciones. Primero se lo perdieron muchos políticos,
que decidieron que lo dicho, prometido y ofrecido en sus campañas
electorales no tenia porque ser respetado y cumplido tras las mismas,
sin que ello le supusiera ningún coste político y electoral.
Finalmente fuimos los ciudadanos los que consideramos como meros
engaños para llegar al poder, todo lo recogido en sus propuestas
electorales. Con este panorama de degradación democrática y
política, da risa escuchar a los miembros del gobierno y a su oposición sumisa, cuando defienden su absoluta legitimación
electoral, que según ellos les permite gobernar sin tener que dar
explicaciones ni estar sujetos a control alguno. Eso era así en el
Absolutismo pero no lo es en la Democracia.
Hoy casi nadie duda que
la tan alabada “transición” española sirvió para consolidar en
el poder a los poderes fácticos que nos habían gobernado hasta el
momento. Los “padres de la Constitución”, algunos de ellos
provenientes de la izquierda política, la moldearon al gusto de los
poderosos, dando por buena la imposición de un rey franquista, y una
regulación electoral claramente favorable a los partidarios de la
derecha. España cambio los “Principios del Movimiento” por la
“Constitución” para que en esencia todo siguiera igual. Tras el
cambio del modelo político, es hora del cambio social.
"Se hace preciso remozar el viejo edificio parlamentario del XIX con las
puertas abiertas de la participación, real ya en la sociedad más
comunicada de la Historia. Urge hacer cambios." Rosa María Artal
Es necesario renovar
las reglas democráticas, para permitir una mayor participación
ciudadana en el día a día de la política estatal, autonómica y
local, es nuestro derecho, nos lo hemos ganado con nuestro trabajo,
tolerancia y sacrificio. El control sobre la política económica y
social del estado, no puede estar solo en las manos de los electos,
han de ser los electores quines tengan la ultima palabra. La sociedad
española ya es adulta y sus miembros tienen el conocimiento
suficiente para decidir por si mismos. Los políticos han de obedecer
sus mandatos y ejercer como lo que son, servidores del estado
encargados de cumplir escrupulosamente los dictados de los ciudadanos,
de la sociedad civil.
"Acción Civil: aquellas fundamentadas en el ius civile. Cuando es reconocida por la ley, se le puede denominar acción legítima."
Para que esto se lleve
a cabo es necesario vencer con acciones civiles pacíficas la
oposición de los representantes tardo-franquistas que están en el
poder, obligar a la reconversión del centro izquierda político a las reglas
democráticas exigidas por la ciudadanía, y la asunción sin fisuras
por parte de la verdadera izquierda política y social de la defensa
a ultranza de la bandera del cambio y “democratización” de las
reglas democráticas de este país. Quien no este dispuesto a aceptar
la mejora de los medios para ejercitar la soberanía popular exigidos
por la sociedad, será condenado al ostracismo político por los
ciudadanos españoles.
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