Los bancarios y el síndrome del lacayo necio.
Los siervos bancarios.
“Las prácticas del sector bancario en los últimos años no han ayudado nada la imagen de sus trabajadores. En algunos casos han sido increpados por clientes indignados, ya fuera porque les negaban un crédito vital para la supervivencia de su empresa o porque les habían vendido participaciones preferentes. Ahora, los trabajadores han empezado a movilizarse para denunciarlo.”
Han sido a los clientes más fieles a la entidad bancaria y a su sucursal, a los que se les ha ofrecido de manera agresiva unos productos financieros que, en el mejor de los casos, no tienen nada que ver con su perfil de riesgo. Han comprado productos que se les vendían como más rentables, con mejores condiciones tributarias y de rápida recuperación del capital invertido de ser necesario, y se les ha engañado. Cuando una entidad bancaria presenta varios productos financieros alternativos y le recomienda alguno de ellos, la normativa establece que tiene la obligación, desde el año 2007, de realizarle el denominado test de idoneidad. De haberse realizado los test, sólo se habría vendido en un diez por ciento de los casos los productos financieros recomendados por los empleados de la entidad bancaria.
Estas practicas, que llamaremos por el momento poco éticas, han sido llevadas a cabo no por el director financiero de la entidad, ni por el presidente del consejo de administración o sus vocales, lo han hecho los empleados de la sucursal bancaria, desde el director al ultimo auxiliar. Bien es cierto que lo han hecho respondiendo a las presiones llevadas a cabo por estos directivos y otros cargos de similar entidad del banco, pero también por las jugosas comisiones que obtenían con su venta.
“Los empleados de banca explican que son ellos quienes dan la cara, pero que sólo pueden ofrecer las soluciones que les marca la entidad.”
Lo cierto es que se han dedicado en cuerpo y alma a la venta de hipotecas a gente que no debían y no podían, a la venta de productos tan atractivos como peligrosos y dañinos para los intereses de sus clientes como las preferentes o convertibles y ahora estos empleados están en el punto de mira de los clientes que se sienten mal asesorados o estafados.
En su defensa estos “mandados” alegan que desconocían los peligros a que se enfrentaban sus clientes, al contratar los productos financieros que con tanto tesón les recomendaban. Que nadie de su entidad bancaria, ni de su sucursal les informó previamente de la complejidad de los productos ofertados, que desconocían que era obligatoria la realización de los test de idoneidad a los clientes a los que recomendaban la compra de estos productos.
“Nosotros solo somos empleados, no hemos creado los productos, sino que nos han obligado y forzado a venderlos”
En definitiva, que afirman que han estado vendiendo productos financieros complejos y de alto riesgo a clientes sin tener conocimientos de lo que ofrecían, cobrando comisiones por hacerlo, a pesar de que no estaban convenientemente preparados al desconocer que estaban vendiendo.
¿Nos están diciendo que han actuado como mercachifles callejeros, vendiendo sus mercancías, sin importarles el absoluto desconocimiento que alegan tener sobre las cualidades, idoneidad o peligro de estas mercaderías? Lo siento pero no me lo creo. Echar la culpa de su actuación a la avaricia de sus jefes, al sistema bancario, al azar o a las circunstancias financieras de sus bancos o cajas no es aceptable. Sus clientes no pueden cargar con las consecuencias de su extrema necedad, debían estar preparados para realizar las funciones por las que cobran su salario y comisiones, por que así se lo hicieron creer a sus compradores. Es responsabilidad suya el haberse prestado a realizar asesoramiento y ventas para las que dicen que no estaban correctamente preparados, ocasionando con su comportamiento deshonesto tremendas pérdidas económicas a sus confiados clientes, al mismo tiempo que obtenían beneficios económicos por su desastrosa actuación.
“La Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas de Ahorros y Seguros de La Rioja (ADICAR) prepara, con el objetivo de presentarla este mes, una querella criminal contra los trabajadores de las entidades bancarias que vendieron participaciones preferentes. Serán acusados del delito de estafa todos los responsables de entidades financieras, y trabajadores de las mismas, que vendieron personalmente, "en algunos casos con una llamada de teléfono", las participaciones preferentes.”
Es mucho el daño que ha hecho el comportamiento de los empleados bancarios, dentro de la trama orquestada por directivos corruptos e inútiles. Estos actores indispensables para que se llevara a cabo el pillaje, habrán de reconocer públicamente los errores cometidos, y deberán de cargar, en la proporción merecida, con las consecuencias de su actuación indigna.
“Los trabajadores de las entidades financieras explican que ya son habituales los insultos, el desprecio y, incluso, las agresiones físicas que reciben de clientes desesperados. Además, aseguran que sufren una fuerte presión social.”
Nadie va a justificar agresiones físicas o verbales a los trabajadores de una sucursal bancaria. Pero tampoco va ha permitir que se hagan las víctimas de este maldito embrollo de estafa y falsedad. Si se sienten despreciados, acorralados y presionados socialmente, han de reconocer que alguna culpa tienen de ello. Si no participaron directamente de la estafa y el engaño, si lo presenciaron en primera fila. Esos clientes de toda la vida, que les confiaban sus ahorros e inversiones, lo hacían presumiendo de su honestidad hacia sus intereses, y los dejaron solos ante las añagazas de sus compañeros y jefes. No dudo que exista la excepción a este comportamiento, que sin duda fue el general, si no se participaba directamente en el negocio, se hacia la vista gorda y se miraba a otro lado.
“Casi todos los contratos van a ser anulados en los tribunales. Porque si vosotros, los vendedores, no sabíais lo que vendíais, jamás pudo saberlo el comprador. El cliente. Ese señor que no entiende por qué le habéis hecho lo que le habéis hecho. Y cada contrato anulado conllevará la petición de que cada uno de ustedes sea inhabilitado y despedido. Os lo aseguro. Imagino que de esto no os han informado en la empresa. Vais a tener muchos, muchos dolores de cabeza” (Afectado preferentes)
Los ciudadanos primero engañados y después estafados exigen responsabilidades, que se les devuelva el dinero secuestrado, que se reconozca públicamente la estafa de la que han sido víctimas. No vale decir que el mercado de capitales es un juego de riesgo donde unas veces se pierde y otras se gana, por que ellos no decidieron libremente entrar en un juego, donde siempre habrían de perder ellos y ganar las entidades financieras.
Los codiciosos banqueros.
“La antigua Caixanova, dentro ahora de Novagalicia/EVO Bank junto a Caixa Galicia, llegó a vender participaciones preferentes a analfabetos, pese a que la CNMV recomendaba comercializar estos productos solo a inversores con conocimientos sobre los mercados financieros.”
Durante años los bancos y cajas han vendido cerca de 30.000 millones de euros en participaciones preferentes. Una campaña de colocación de este producto “al menudeo”, incumpliendo las recomendaciones de CNMV, y siguiendo las intrusiones de los servicios centrales de la entidad financiera, entre los clientes de las sucursales, fue llevada a cabo sin recato. Huellas dactilares como firma en los documentos de aceptación de los productos vendidos, demuestra los escasos miramientos en la colocación.
Actuaciones con los clientes, como las habidas en la CAM, Bancaja, Banco de Valencia, Caixa Galicia, Bankia, etc. han sido y prácticamente siguen siendo la tónica habitual en la banca española. Presionan a sus clientes para que contraten promociones bancarias calificadas por los técnicos financieros, como verdaderas “castañas”, pensadas solo para generar comisiones de gestión y que apenas tienen rentabilidad para los clientes.
Es manifiesta la impunidad con que se han movido y aun se mueven, los directivos bancarios acusados y confesos de realizar estas practicas ilícitas, que les han llevado a ser destituidos de sus cargos, pero que han mantenido sus jugosas primas y sus millonarios planes de jubilación y, lo que es peor, que están consiguiendo eludir la cárcel, por la inacción, cuando no permisividad o connivencia de los poderes públicos y judiciales.
¿Alguien puede creer que existe aun ética bancaria?
Anecdotario de bancarios.
"-Empleada de Bankia; Muy orgullosa dice que ella aplica un sistema que es decirles a los clientes que pongan sus quejas por escrito, y como la mayoría no saben escribir correctamente pues así se los quita de encima. Trabajaba en una oficina de un barrio humilde de Madrid.
-Consejero de Caja; En un consejo de administración se discutía sobre si se podría empezar a cobrar el mantenimiento de cuentas. Tras discutir si era legal o no, este consejero se levantó y dijo "da igual, si podemos cobrar lo que queramos, porque nadie va a protestar".
-Empleado de Banesto; Confiesa que "no ha mentido y engañado más en su vida que cuando estaba trabajando en una oficina de Banesto". Ahora trabaja en la central.
-Empleado del BBVA; Tras una devolución de las comisiones de descubierto cobradas indebidamente a una clienta. Esta le pregunta la razón de esta devolución y me dice que porque "son indebidas". Le insiste, y le pregunta que si cobran comisiones "indebidas" es como si robaran a los clientes, y le responde que sí, que tiene razón, pero que él no roba para él mismo, sino para el banco. Le dice que es igualmente responsable del robo, y se queda callado. Le pregunta si estas comisiones se cobran al resto de clientes, y le dice que sí, pero que los demás no reclaman.
-Empleada de BNP; Muy satisfecha ella, cuenta que junto con un novio que tenía hace años, se dedicaba a duplicar órdenes de compra de valores. La estafa era muy sencilla; si un cliente de la entidad daba una orden de compra de valores de un día para otro, su novio daba otra orden por idéntico número de acciones. Al día siguiente se adjudicaba al novio la compra más ventajosa en precio, y al cliente la más alta."
Esta claro que ni todos los empleados de banca son unos chorizos a imagen y semejanza de sus directivos, ni son unos ángeles puros, ignorantes del mal que hacían en nombre de su entidad bancaria.
Se han llevado a cabo verdaderas estafas, por parte de los empleados de las sucursales al amparo de la familiaridad con su clientela. Se han aprovechado de su ignorancia financiera, han traicionado su confianza de años, han abusado de los más ingenuos e inexpertos. Todo esto lo han hecho todos y cada uno de los empleados que han participado bien de forma activa, haciendo la colocación del producto, o pasiva permitiendo que el engañado siguiera en el engaño, sin hacer nada. Se han cobrado comisiones que han engordado su salario, y mejorado su “rating comercial” dentro de su banco o caja, se han beneficiado claramente de sus acciones deshonestas, sus posiciones profesionales se han visto reconocidas en aquellos casos de los empleados que han sido grandes colocadores de productos tóxicos entre sus clientes.
El bandolerismo ha campado entre los empleados de banca, y ha sumado a sus filas a un importantísimo número de ellos. Los que se han resistido han sido sometidos a tremendas presiones hasta que han cedido y participado aun de mala gana en el fraude. Mientras todo fue viento en popa, no vimos a ningún empleado de banca, alzar la voz contra las prácticas abusivas para con sus clientes. No escuchamos a sus representantes sindicales, exigir a sus empresarios que retiren las presiones sobre los empleados para que participen en estas actuaciones maliciosas.
Como ya he dicho en otras ocasiones, la responsabilidad personal en el desarrollo de nuestro trabajo, es ineludible. Podrán presionarnos hasta limites insoportables, nos veremos obligados a hacer cosas que nos repugnen ética y moralmente, so pena de perder nuestro puesto de trabajo, pero la decisión final siempre será nuestra, y deberemos estar preparados para asumir que, si aceptamos determinados estados de cosas y sus consecuencias, deberemos también cargar con nuestra responsabilidad por la decisión tomada, libremente o por exigencia. Siempre tendremos opciones menos malas que ejercer, antes de callar y otorgar. No es lícito hacerse pasar por víctima, cuando realmente se ha sido actor de una estafa y/o se ha callado ante ella.
Me parece totalmente injusto las palabras que dedicas a los trabajadores de banca. Por esa misma regla de tres, habría que responsabilizar también a los vendedores de tabaco de los estancos que dispensan el tabaco a los clientes y después éstos mueren de cáncer de pulmón, no??
ResponderEliminarQuizás tengas razón. Toda generalización es injusta, por eso intente dejar claro que solo consideró responsables a aquellos que por acción o inacción, sabiendo que lo que se hacia era una estafa, la permitieron. Cuando yo era fumador tenia pleno conocimiento de lo que suponia para mi salud y decidia casi libremente, obligado por mi adicción. Pero una inmensa mayoria de los estafados, lo fueron por desconocer que lo que les vendían era una castaña, que solo beneficiaba a bancos y en menor medida a los bancarios que ayudaron, por medio de comisiones
EliminarAnónimo, qué tonto eres.
ResponderEliminarYo cuando compro tabaco veo un cartel en el paquete que dice que me puedo morir de cáncer. En cambio mi padre cuando entró en tu sucursal, todo jubileta él, pidiéndote un IPF y saliendo con preferentes de fecha de vencimiento en 9999... Pues no. No sabía que le acababais de joder los ahorros de una vida.